Muchas mamas cuando sus hijos han crecido y algunos se han ido o están
todos ocupados haciendo sus labores, la madre que no trabaja fuera, se queda en
casa haciendo sus labores, pero son muchas las horas que pasa sin hablar con
nadie lo que hace que en un momento dado se sienta sola. Esto trae como consecuencia que empiece su imaginario a trabajar y
envolverse en actividades que pueden ser de crecimiento personal o
destructivas.
Si hablamos de las cosas destructivas entre otras puede envolverse en las
redes sociales de forma enfermiza y que
vaya perdiendo su habilidad social de la que se ha hecho desde que sus hijos
acudían a la escuela, pero la misma soledad puede hacer que se convierta en
dependiente de medicamentos y caiga en depresión, así como también otras
situaciones que por la misma soledad se le despierten celos, o busque compañías
no sanas, porque siempre va haber alguien que desea hacerla sentirse acompañada
independientemente de la edad porque así se pueden dar las cosas. Obviamente la edad cuenta mucho, sobre todo
si es una persona que no ha aprendido a manejar esta situación, entonces puede
resolverlo por la puerta fácil e incluso el suicidio.
Hay un dicho que dice: si no tienes un objetivo claro en la vida, la vida
te lo da, aunque no sea lo que deseas.
¿Qué le diría a mi madre si me
externara ese sentimiento?
Primero: antes que nada: le recordaría que es una persona muy importante certificando la decisión de haber sido madre, porque gracias a ella estoy
aquí.
Segundo: que gracias a su decisión y a sus sabios consejos de una o de
otra manera estoy vivo y eso es definitivo y completo o
como este, pero puedo valerme por mi mismo/a y puedo salir adelante ante
cualquier situación.
Tercero: que sus palabras y sus actos me han permitido ayudar a otras
personas a ser mejores seres humanos en
incluso cambiar su vida por los servicios o acciones que yo realizo,
continuando con la cadena de bienestar que ella creo.
Cuarto: que soy un pasajero en el tren de la vida en el que ella decidió
que la acompañase, pero y tengo que subir y bajar del
mismo para hacer actividades que me hagan sentir realizado, un trabajo, una
familia, amigos, etcétera.
Quinto: le diría a mi madre que recuerde que la llevo siempre en mi mente
y mi corazón y que este donde este y haga lo que
haga para mí siempre será mi madre.
Sexto: también le diría que la soledad es un amigo con quien podemos
platicar de todos nuestros sentimientos,
emociones, sueños, frustraciones, realizaciones, etcétera y con su sabia
paciencia nos escucha y luego nos trae sabias reflexiones y sugerencias para
seguir adelante. Aunque algunas veces lloramos, también otras reímos, porque
eso también forma parte de la vida.
Séptimo: que esa soledad puede venir primero y asustarnos porque no
sabemos cómo platicar con ella, pero cuando tomamos confianza y nos
desnudamos emocionalmente ante ella se hace amiga de nosotros y por esa
confianza sabe que podemos contar con ella sin critica alguna y después como
vino se va, aunque ocasionalmente se da su tiempo para hacernos pequeñas
visitas, y como siempre nos deja llenos de esperanza y con un buen sabor de
boca.
Octavo: claro que le diría que para sentirse mejor solo tiene que cerrar
sus ojos y de inmediato podrá ver a su hijo/a saludándola y construyendo un mundo mejor para los que vienen atrás.
Noveno: que existen muchas actividades que por una u otra razón dejo
pendientes y ahora es el momento de retomarlas.
Décimo: nuestra razón de vivir no es solo un objetivo como el de tener un
hijo/a, sino que son mucho más las razones, pero es bueno sentarse un momento y soñar sobre que es después de tener
hijos/as lo que amaría hacer, pero no lo ha hecho por la razón que sea y
después manos a la obra.
Onceavo: le recordaría que las actividades para realizarse no solo son
físicas, también son intelectuales y no
necesariamente tiene que hacer algo físico para sentirse realizada, su propia
vida es un libro de experiencia que bien pueden cambiar la vida de otras
personas en forma positiva, solo hay que dejar salir esa sabiduría y habrá
alguien sediento que la está esperando.
Doceavo: si esto no fuera suficiente le diría que haremos un trato, en la medida de nuestras posibilidades si lo que necesita es una
medicina emocional entonces algunas veces dar esa medicina en forma de capsula
emocional alivia, y otras hay que aprender a recibir esa capsula de emocional
para sentirse mejor. Luego entonces hay que dar y también recibir.
Treceavo: Salir a caminar, tomarse un café y ver otras caras ayuda mucho,
porque los seres humanos necesitamos interactuar cara a cara sin las redes sociales para recordarnos que
antes que todos somos humanos. Somos seres sociables por naturaleza.
Catorceavo: también le diría que le enseñaré a manejar los nuevos
teléfonos móviles las veces que sea necesario, para que no haya obstáculo en la comunicación entre nosotros.
Quinceavo: además le diría que le mantendré un paquete de comunicación o
saldo suficiente para que pueda llamarme cuando lo considere necesario y que
también yo me mantendré en contacto con ella en la medida de mis posibilidades.
Dieciseisavo: si es una persona muy mayor le diré que puede contar
conmigo las veces que se necesario dondequiera que este, porque se que esto la va a tranquilizar y sentirse segura
independientemente de que tenga uno o más hermanos, lo importante es lo que yo
haga por ella ahora que me necesita.
Diecisieteavo: le diré que recuerde que siempre la amaré no solo porque
es mi madre o por lo que medio o no me dio porque así considero que era bueno para mí, sino porque es una gran mujer y un gran ser humano.
Dieciochoavo: Le preguntare que actividades le gustaría realizar, para
que se sienta escuchada, comprendida y tomada en cuenta.
Diecinueveavo: seguro hay más cosas que decir, ¿y tú que le dirías? Tu comentario puedes escribirlo
abajo para que otras personas también se puedan inspirar y hacer sentir
importantes a las autoras de nuestros días.
Veinteavo: y finalmente pregúntate a ti mismo si tuvieras esa edad, ¿como
te gustaría que te trataran?
Que tengan un excelente día.
Dr.
Fausto Gerardo Rosas Nepomuceno
Psicoterapeuta familiar y de Pareja